Desde la antigüedad, los laberintos tienen una importante simbología en sus dos vertientes. El laberinto de camino único, que simboliza el camino «recto», el camino de la pureza, de la perfección, del conocimiento; y el laberinto de caminos múltiples, símbolo del devenir, del destino no escrito…símbolo, al fin y al cabo, del camino de la vida. En este contexto El Camino Del Conocimiento, realizado en Caldas de Reis en la XXIV edición del festival Kaldarte, nos muestra un laberinto en el que se combinan ambas ideas. Por un lado, un laberinto unicursal formado por paredes circulares concéntricas y por otro, un laberinto multicursal cuyos diversos caminos recorren las paredes del anterior.
De esta forma, este mural se nos presenta como una metáfora en la que se alude al conocimiento como eje central de la vida. Un conocimiento holístico, en la medida que nos acerca al conocimiento de aquello que nos rodea, así como de nosotros mismos y del modo en que nos relacionamos con el planeta que habitamos. Un conocimiento que en la actualidad parece olvidado, menospreciado, y que se reivindica aquí como un elemento esencial para nuestro devenir, ya sea como individuos o como sociedad.